domingo, 29 de diciembre de 2013

Si no nos debiéramos nada.





Una de paciencia, tres de autocontrol.

A veces, y solo a veces, tengo miedo a caer. Quizás más veces de las que me gustaría. O quizás menos de las que debiera.

No es a las grandes caídas a las que tengo miedo, al fin y al cabo la solución es tan grande y amplia como el problema. Es a los pequeños tropezones, casi siempre de la misma forma, altura, intensidad y motivo, a los que temo. Pequeños tropezones de los que parece fácil levantarse, y, de hecho, lo es, pero que al volverte a caer una y otra vez vas formando una herida cada vez más grande. Hasta que ya es demasiado tarde. Y no nos damos cuenta o, simplemente, no nos queremos dar cuenta. Porque no quiero afrontar el hecho de que me he caído anteriormente mil veces más torpemente, supongo. Porque no quiero mirar la complejidad del problema para no tener que buscar una solución aún más compleja, imagino.

A veces me falta el valor para reconocerme a mí misma, para asumir mis caídas, para evitar mis fracasos, para alejar el miedo a caer porque tengo la fuerza para levantarme las veces que necesite, para sanar la herida cada vez que me caiga para tenerla preparada cuando me vuelva a caer.

Autocontrol. Autocontrol. Paciencia. Autocontrol.



lunes, 9 de diciembre de 2013

Vetusta y las palabras exactas.

Y ya me voy, te he dejado en el sillón las pinturas y una historia en blanco. Puedes escribir y dibujar lo que quieras, yo ya lo he intentado. No hay principio ni final, tan solo lo que quieras ir contando.

Pero al respirar intenta ser quien ponga el aire, que al inhalar te traiga el mundo de esta parte. Y lo veas como lo veo yo, verás que empiezas a cansarte.

Te he dejado en el sillón las pinturas y una historia en blanco. Yo me marcho a cualquier otro lugar, puede que el viaje sea largo. Pero no me importa, hace tiempo que lo ando planeando. 

La burbuja en que crecí contigo nos vendió estabilidad y comodidad, y un nudo traidor entre las manos. Yo fui tonta y escogí la ambigüedad, tú el fantasma y lo real, todo en el mismo barco. Y así hemos acabado.

Y al respirar propongo ser quien ponga el aire, que al inhalar me traiga el mundo de esta parte. Y respirar tan fuerte que se rompa el aire, aunque esta vez si no respiro es por no ahogarme.

Intenta no respirar... Me digo.
Intenta no respirar...

Y al respirar propongo ser quien ponga el aire, que al inhalar me traiga el mundo de esta parte. Y respirar tan fuerte que se rompa el aire, aunque esta vez quizá será mejor marcharse. Y no volver a enredarme. 

Intenta no respirar... Repito.
Intenta no respirar...



domingo, 1 de diciembre de 2013

Llegar de imprevisto siempre se te dio bien.

No te esperaba ya. Has llegado con tu maldita perfección y tus ganas de consumirme así, de repente, pillándome por sorpresa otra vez; siempre te gustó llegar de imprevisto. Apareces tal cual, sin más, como si los meses no hubieran pasado, como si yo no te hubiera olvidado, y entras en mi vida para recordarme que estás, que el tiempo no cura las heridas y que a pesar de los esfuerzos que yo haga no te vas a marchar. Una vez más. Modificar mis cinco sentidos siempre se te dio demasiado bien. Cambiarme todos los planes en cuestión de segundos, también. Pero esta vez es diferente; esta vez ya estaba acostumbrada a desacostumbrarme día tras día a ti. No me pretendía dejar atrapar por tu indiferencia, sino que la mía te atrapara, no sé. No te esperaba. Y sin embargo has vuelto a cogerme por sorpresa, como tanto te gusta, como tantas veces, como  yo siempre odiaba.



martes, 26 de noviembre de 2013

Subli(me).

Habría amado la libertad, creo yo, en cualquier época, pero en los tiempos en que vivimos, me siento inclinado a adorarla.



A. De Tocqueville





miércoles, 20 de noviembre de 2013

Lo que me gusta.

Me gusta pasar frío. Me gusta conducir de noche y correr bajo la lluvia. Me gusta dormir con la luz encendida, me gusta llegar tarde a clase y me gusta que se me arruguen los dedos en la bañera. Achicharrarme tomando el sol, tocarme las orejas y pasar miedo con las películas.
Me gusta ver la tele en francés. El liberalismo me gusta. El té y el café sin azúcar. Los melocotones con piel, la ensaladilla sin mayonesa y las croquetas sin freir. Me gustan los pimientos amarillos y comerme los bordes del pan dejando lo de dentro. El gazpacho en invierno y la sopa en verano. Me gusta beberme el culito calentorro de la cerveza y fumarme las letras del cigarro. El boxeo, el fútbol y los coches. Las iguanas y los hurones.
Me gusta hacer las cosas sin pensar, me gusta discutir con la gente, me gusta que me critiquen. Que me llamen por todo menos por mi nombre me gusta. Diferenciar mi vida de la de los demás. La rutina. Hablar sola. Me gustan los chistes malos y reirme por nada. Ducharme con agua ardiendo. Me gusta ser pesada con la política y que a la gente le moleste. El pelo azul, los cuerpos tatuados y me gusta cambiar de canal buscando la publicidad. Me gusta que no os guste esta entrada.

Me gustan las cosas fuera de lo normal.

Me gustas tú.



martes, 19 de noviembre de 2013

Conseguirte.

Tengo el gran defecto de obsesionarme con cualquier cosa, desde pequeña. De que se me mete algo entre ceja y ceja y no consigo quitármelo de la cabeza. Quizás pueda llamarlo cabezonería. O orgullo. O simple valentía. Qué se yo. O yo qué se. Persigo las cosas y no paro de hacerlo hasta alcanzarlas, hasta ser mías. Me propongo algo y ya puede ser lo más difícil, imposible, surrealista o ridículo del mundo, que lo tengo que hacer. Es sí o sí, no hay más. Tengo continuamente mi mente en metas. O metas en mente. Además es "quiero esto, y lo quiero ya". No soporto que me pongan obstáculos, no soporto que me paren los pies, ni soporto que me digan que no lo puedo hacer. Se que quiero, y se que, sobre todo, puedo conseguir eso que quiero.

Aunque, pensándolo bien, podría ser una virtud.
Y, pensándolo mejor, podría ser una virtud para todos menos para ti.

¿No?



jueves, 17 de octubre de 2013

Caída libre.



Fue tan bonito que ni nos dimos cuenta. Que sin quererlo nos vimos rodeados de meses vacíos que se llevaron el sentido de lo que un día fuimos tú y yo. Tan bonito que, habiendo escrito nuestro nombre en el cielo, nos encontramos en una caída libre hacia nada. Hacia lo que ahora somos. 

Tan bonito que no fue verdad.

Soy un arquitecto de los días que no pasamos juntos.




jueves, 10 de octubre de 2013

No confundamos.

Dejemos de llamar imposibles a aquellos amores por los que no luchamos lo suficiente.

Dejemos de llamar platónicos a aquellos amores para los que no tenemos huevos.

Dejemos de llamar pasajeros a aquellos que solo han servido para follar.

Dejemos de llamar confusos a aquellos amores por los que tenemos miedo a sentir.

Dejemos de llamar acabados a aquellos que verdaderamente nunca existieron.

Dejemos de llamar olvidados a aquellos que están pero no queremos recordar.

Dejemos de llamar amor a cualquier cosa que nos de, de una manera u otra, algo de felicidad.



martes, 8 de octubre de 2013

Hay noches, y noches.

Hoy es una de esas noches en las que intentar dormir se convierte en una verdadera tortura para mi (y tú no ayudas).
De esas noches en las que tengo la cabeza llena de mil pensamientos que se ahogan dentro de ella y que me hacen ahogarme a mi también en la oscuridad de mi (mente) habitación. 
De esas en las que das vueltas, y vueltas, y más vueltas hasta conseguir coger una postura algo cómoda, que no perfecta (no pidamos imposibles) para poder conciliar ese sueño que parece que nunca va a llegar. 
Sí, de esas en las que me agobio. Mucho.  Demasiado. Sobre todo porque no pienso, no quiero pensar(te). Y es que me agobio porque a pesar de ello son los propios pensamientos los que vienen a mi y me acosan.
Hoy se me quedan muy lejos las noches en las que me tumbo en la cama tranquila y con la cabeza sin ningún tipo de ruido mental. Solo me tengo que preocupar de cerrar (tu puerta) los ojos. Nada más. Joder.
Supongo que ya no hay nada que hacer, nada que solucionar, simplemente esperar a que pasen los minutos.
Todos esos minutos que se me han ido acumulando alrededor de ti. Tiempo que corre despacio como castigo a todo aquel que en su día perdí.







sábado, 5 de octubre de 2013

Felicidades hermana.

Hace tiempo que quería empezar a escribir un blog donde poder expresar lo que siento y lo que me pasa en el día a día, y nunca me he atrevido. Ella fue la primera que me insistió en hacerlo, y que mejor manera que estrenarlo deseándole todo lo mejor que se le puede desear a una persona en la vida.
Porque hoy es el quinto 5 de octubre que comparto toda la ilusión y la felicidad que tiene este día con ella, el quinto año que disfruto viéndola crecer a mi lado, el quinto año que es mejor incluso que el primero porque pasan los días pero no pasan mis ganas de tenerla a mi lado siempre, de no perderla. Y es que tengo la bonita suerte de no tener una amiga, sino de tener una hermana que, con sus más y sus menos, me cuida, me protege y me acepta tal y como soy. Ella conoce mi lado más oscuro, el más payaso, el más político, el más raro, el más profundo. Ella sabe perfectamente cuáles son todas mis imperfecciones, y nunca me juzga.
No le voy a dar las gracias, porque las gracias se dan a los desconocidos, y ella nunca será eso. Por la alegría de todos los momentos que paso a su lado merece la pena seguir.

Felicidades de todo corazón, Cristina Gil García.

Somos corcho, no nos hundimos.