jueves, 27 de febrero de 2014

Creer para ver.

Casi todos los días vemos en los medios noticias de personajes ilustres y famosos que fallecen. Es ley de vida. Personas que son conocidas por algo que han hecho (o no) en esta vida, más o menos importantes, pero que al fin y al cabo se hacen notar en la sociedad. Sin embargo, cuantísimas personas que hacen cosas notables, cuantísimos artistas y personajes que valen pasan a la historia anónimamente sin ser reconocidos tanto como se merecen. 

Porque hoy se ha ido un gran artista al cielo, hoy hay una buena persona más junto a Él. Qué razón tiene eso de que siempre se van los mejores, pero lo pienso y qué suerte tiene de haberse ido. De poder mirar Su cara por fin, después de tantos trazos Suyos, después de tantas líneas intentando copiar Su rostro, tantos momentos en los que le ha imaginado para poder mostrarle al mundo lo hermoso que es. Después de tantas y tantas veces que Le ha dibujado, ha llegado el momento de tenerlo cara a cara, de que apareciera definitivamente ante sus ojos, de estar con Él para el resto de los días. Qué suerte, artista. Pero más suerte para los que le hemos conocido y los que hemos disfrutado con tanto que conseguía.

A esa persona que desde que tengo uso de razón sólo me ha provocado una enorme admiración hacia lo que hacía, hacia su ilusión y dedicación en cada una de sus maravillas. Siempre me ha conmovido la forma tan hiperreal que tenía de dibujar, cómo plasmaba cada detalle, cada sombra, cada curva. Cómo me hacía ver delante de mis ojos al Señor y a su Madre, cómo me ha puesto los pelos de punta con cada línea trazada. Desde pequeña, si algo he tenido claro es que me quería dedicar a dibujar, estudiara lo que estudiara. Y mi tío, en este aspecto, siempre ha sido para mi el mayor ejemplo a seguir, sin duda.

A él, a sus manos, a sus años, a su pincel, a sus canas, a su corazón. A su acuarela, a su vida, a su paciencia, a sus éxitos, a sus fracasos, a su valor. A su alma, a su arte, a sus cuadros, a su Gran Poder, a su pasión. A él le agradezco mi amor y mi devoción por la pintura y por la Semana Grande de Sevilla, mi sentimiento por algo tan bonito y tan irremplazable como son esos días, mi Fe y mis creencias, mi filosofía de que si ves, es porque antes ya has creído. Porque para pintar, hace falta algo más que unas manos y un papel, hace falta creer para ver.

Hoy Sevilla se ha quedado un poco más vacía, el Gran Poder y la Macarena están llorando su ausencia, pero sé que desde arriba sigue guiando los pasos hasta San Lorenzo para que nadie nunca se pierda.

Hoy Sevilla se ha vestido de ruán.


D. PUCH




lunes, 17 de febrero de 2014

Algo nuevo.

Cuando el miedo a lo desconocido se hace enemigo del destino. Cuando la suerte que un día perdiste se vuelve irremediablemente tuya, e incluso te sientes egoísta por poder permitirte abarcar más de la que necesitas.

Cuando la tentación se desborda por los vértices y la ilusión no puede esconderse, ya no hay sitio dentro de tus rincones para ella; necesita salir a gritar las cuatro palabras que se ha estado callando hasta ahora. No existen diferencias, no existen retos imposibles, no existen amores reprimidos, ni existen silencios perdidos. No hay sentimientos hechos para otra persona, no hay tiempo desperdiciado, ni pensamientos caducados. No hay cabida para otra derrota, ya no quedan más palabras vacías, aquellas que marcharon para consolar al que las sigue necesitando.

Cuando tocas los tejidos con las manos, y lo único que falta es anclar en ellos. Cuando la ignorancia cambia de disfraz, se vuelve irreconocible para aquello que ya no conoces, y se abren las puertas para que salga. Siempre quedarán cicatrices, pero siempre habrá algo que te tape los ojos cada vez que quieras mirarlas. La necesidad ya no es un hecho, ahora es una leyenda que se hace cada vez más minúscula porque ya no sabes ni qué espera de ti. La lógica y el sentido se fueron, ahora solo te dejas llevar por lo nuevo, por lo real, por el ingenio, por la satisfacción, por los secretos.

Cuando lees este texto y no le encuentras sentido. Entonces es que has encontrado lo que buscabas. Es que ya no te queda ningún relevo.