jueves, 10 de octubre de 2013

No confundamos.

Dejemos de llamar imposibles a aquellos amores por los que no luchamos lo suficiente.

Dejemos de llamar platónicos a aquellos amores para los que no tenemos huevos.

Dejemos de llamar pasajeros a aquellos que solo han servido para follar.

Dejemos de llamar confusos a aquellos amores por los que tenemos miedo a sentir.

Dejemos de llamar acabados a aquellos que verdaderamente nunca existieron.

Dejemos de llamar olvidados a aquellos que están pero no queremos recordar.

Dejemos de llamar amor a cualquier cosa que nos de, de una manera u otra, algo de felicidad.



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